viernes, 29 de julio de 2011

Corazón: Estrellas

-¿Alguna vez has jugado a inventar constelaciones?
-No, pero me encantaría probar, ¿cómo podemos hacerlo?
-Es sencillo: túmbate a mi lado y miremos al cielo, hoy está despejado. Simplemente se trata de adivinar las formas de las estrellas, están ahí, solo tenemos que descubrirlas usando nuestra imaginación. ¿Ves esas de allí? Yo las llamo la constelación del cangrejo. Y las que están justo al lado yo las llamo la constelación de…
-…¡del dinosaurio! Mira, esas tres estrellas son la cabeza y luego las de alrededor forman el cuerpo.
Ella giró la cabeza lentamente y esbozó una sonrisa en su rostro ante su propuesta, había entendido el juego a la perfección. Volvió a fijar su vista en el cielo, en lo más profundo del espacio y se concentró en las estrellas, ansiosa por ser la siguiente que descubriera una nueva forma en el firmamento. Cada estrella nos cuenta una historia, sólo tenemos que mirar fijamente y esperar que nos la cuente con sus leves destellos.
Siguieron así durante largas horas: jugando, riendo, pero sobretodo hablando sobre cómo habían ido sus vidas en el último año que habían estado separados. Sin duda fue una de las mejores noches de su vida. Sin embargo, a medida que se iba haciendo de día, ambos sabían que estaban llegando al final, que no podían alargar aquella fantasía más allá del amanecer. Él la miró dulcemente y acercó lentamente hacia su rostro, cada vez la tenía más cerca, casi podía notar el roce de sus labios… pero cuando llegó no sintió nada, sus labios besaron el vacío otro año más. Se alejó frustrado y contempló como conforme la luz del sol iba saliendo por el horizonte ella se volvía más translúcida hasta tener la apariencia de un espectro. Recordó que ella no iba a volver a estar a su lado y se sentó, esperando que acabara de desaparecer por completo, disfrutando de su presencia hasta el último momento.
Cuando todo acabó se levantó, lentamente recogió sus cosas y sin volver la vista atrás se fue de aquel lugar que tantos recuerdos le traía y al que volvería todos los años para seguir jugando a ese infinito juego que tiempo atrás inventaron.

viernes, 15 de julio de 2011

Corazón: La decisión

La chica ocultaba sus ojos tras unas opacas gafas de sol. No quería que nadie de los que se encontraban allí pudiera ver el estado en el que se encontraba después de haberse pasado la noche en vela, dudando del paso que daría a continuación. Al final había conseguido decidirse: iba a aislarse de todo una temporada tal y como lo hizo el protagonista de aquella gran película, pero no de forma tan drástica y fulminante: ella intentaría conservar siempre la posibilidad de poder volver a la sociedad si las cosas le iban demasiado mal.

No había planificado nada, simplemente cogió una pequeña mochila en la que consiguió meter todo lo imprescindible para poder sobrevivir y compró el billete que la llevara lo más lejos posible de aquel lugar que la traía tan malos recuerdos. Sin saber siquiera cuál iba a ser su destino final, fue a comprar algo de comer a una tienda cercana y se sentó a esperar pacientemente a que su autobús llegara a la estación.

Escuchó anunciar su salida por megafonía, descifrando los sonidos guturales que emitía el pequeño altavoz y se dispuso a marcharse de aquella sala tan extraña. Cuando salió, observó detenidamente al chico que se encontraba al lado de la puerta, que no paraba de escribir en un pequeño cuaderno azul y que la había estado mirando con curiosidad durante el tiempo que habían estado juntos en la sala de espera. Por un momento pensó que quizás el chico estuviera escribiendo sobre ella y sobre la aventura que estaba a punto de comenzar.

domingo, 10 de julio de 2011

Razón: El fútbol es el opio del pueblo

En este día tan señalado en el que dicen que hace un año España ganó nosequé copa importante para todos los españoles (¿Todos? ¡ey, parad un segundo! No me metáis a mí en el saco) me apetecía dedicarle unas líneas a este ¡oh gran deporte!
Un día como hoy, hace un año, estaba yo estudiando para los dos últimos exámenes que me quedaban (querida Bolonia, muérete) cuando de pronto empecé a escuchar gritos, petardos y cláxones en la calle y cuál fue mi sorpresa cuando al asomarme al balcón encontré numerosas banderas de España…espera, ¿banderas de España en Lleida? Si, por supuesto, incluso cuando algunos de ellos habían portado la estelada anudada al cuello la semana anterior en una manifestación para la independencia y ahora los veías pintados de rojo para la ocasión, agitando una bandera española por la ventanilla del coche y gritando, como si con ellos fuera la cosa. El jolgorio popular duró hasta bien entrada la madrugada, mientras que a mí, dando vueltas en la cama intentando descansar para el examen que tenía el día siguiente, sólo me entraban ganas de empezar a tirar huevos desde mi balcón, con la esperanza de que alguno que otro decidiera que ya eran horas de ir a casa, que podía ser que estuvieran molestando a alguien.
Pero, ¿realmente qué fue lo que ganamos el día del mundial? ¿Reconocimiento? No me hagáis reír, los europeos siguen pensando que somos unos vagos y que sólo hacemos que echarnos la siesta, ir a los toros y bailar sevillanas mientras bebemos como cosacos y en cuanto a los americanos…bueno, dudo que la mitad de los americanos sepan siquiera situar dónde está España en un mapa y el resto nos siguen confundiendo con los italianos. Algunos se excusan diciendo que fue algo que unió a todo el país y sí, eso sería algo bueno, siempre y cuando se hubiera sacado algo de provecho, pero tanto a nivel individual como conjunto, no creo que nadie cambiara realmente como persona tras esa noche de lujuria y desenfreno, alguna resaca que otra, pero nada más. En cuanto a los que argumentan que fue bueno que unos españoles ganaran algo así, que nos beneficia a todos…pero ¿en qué nos beneficia? Yo sigo teniendo los mismos problemas que hace un año e incluso van en aumento, no se vosotros pero a mí que 22 tipos corran detrás de un esférico como que no me afecta para nada. Y otra cosa para los que dicen ese día ganamos la copa del mundo: perdona, tu no ganaste nada, bien está que pagaste sus sueldos, que todos sabemos dónde van a parar luego, pero los únicos que jugaron ese día fueron ellos y que tú estuvieras en tu casa comiendo palomitas y mirando la caja tonta no te da derecho a decir que ganaras nada esa noche.
Pero no voy a ser tan escéptico y voy a admitir que sí que ganamos algo durante ese día: borreguismo, de ese que tanto triunfa tanto en el mundo y en particular en nuestro país, el mismo borreguismo que hace que una y otra vez salgan PPSOE como gobernantes del país. Porque la incultura está a la orden del día y ellos no hacen más que promocionarla, porque tienen miedo de que despertemos y nos demos cuenta de que se están riendo de nosotros en la cara, por eso utilizan el fútbol para drogarnos y así ocultar todas las barbaridades que se llevan a cabo en sus despachos. Después del 15M me había hecho ilusiones, creía que la gente habría cambiado, que ya no se dejaría nublar la mente con este tipo de cosas, pero después de lo que ha pasado esta tarde en Twitter, me he dado cuenta de que queda mucho camino aún por recorrer.
Y me gustaría acabar con una frase que resume todo lo que pienso acerca de esto: “El deporte no se mira, se practica”.