miércoles, 8 de junio de 2011

Corazón: Crónica de una acampada



Abrí los ojos lentamente y observé la luz tenue que se colaba a través de la tela, jugando con las formas que se proyectaban en el interior, asomé la cabeza por la entrada de la tienda de campaña y me quedé asombrado de la aglomeración de mantas y sacos de dormir que había a mi alrededor, mucho más numerosas que el día anterior. El sol comenzaba a salir por el horizonte pero ya se veía actividad entre las tiendas de campaña, a lo lejos los coches pasaban continuamente por la carretera y un hombre no dejaba de relatar frases disparatadas por uno de los megáfonos. Salí al exterior y como todos los días coloqué mensajes positivos para la gente que pasara por nuestro lado y me dispuse a desayunar, sabiendo que por delante me quedaba un día duro de intentar compaginar los estudios y el mantenimiento del campamento. Otro día más de risas, música, conversaciones interesantes y otras tal vez no tanto, pero siempre aprendiendo algo nuevo, compartiendo diferentes puntos de vista que de otra forma no hubiera llegado siquiera a pensarlos. Durante la noche se ve menos gente que la anterior, pero no nos desanimamos por ello, nosotros seguimos tirando para delante hasta que aguanten nuestras fuerzas e incluso un poquito más, porque estamos unidos y sentimos que esta vez podremos conseguir algo y lo deseamos con todo nuestro ser.
Recordé por qué estaba allí: por un sentimiento mutuo de indignación, por las ganas de querer cambiar todo aquello que estaba totalmente errado durante tanto tiempo, por la lucha por un futuro más digno y seguro para todos. Pero ya no era solo eso, con el paso del tiempo un nuevo sentimiento había ido naciendo en el fondo de nuestros corazones, abriéndose paso a través de las complicadas redes de deseos y sobreponiéndose al resto de intereses de cada uno de nosotros. Ese sentimiento era el que nos había permitido resistir tanto tiempo unidos por la misma causa, luchando contra viento y marea llevándonos al límite de nuestras fuerzas. Muchos lo han intentado definir: amistad, unidad, confianza... pero sólo aquel que lo ha sentido de verdad muy hondo en su corazón sabe a lo que me refiero. Es esa fuerza interior que te hace ser capaz de mover montañas, porque no eres sólo tú, eres una multitud, eres una gran voz cabreada que clama por sus derechos, eres un gran poder que es capaz de realizar cualquier acción que poco tiempo atrás era impensable planteártela, eres tú y los que te rodean, un sinfín de corazones latiendo al unísono por una misma causa. Porque sí, podemos conseguirlo y lo vamos a conseguir, cambiaremos el mundo.
Para vosotros, acampados, por todos aquellos momentos que hemos vivido y los que nos quedan por vivir, habéis conseguido haceros un hueco en mi humilde corazón, gracias por haberme enseñado cosas que hacía mucho tiempo que había olvidado. Gracias, de verdad, os quiero.
Mario, el coleccionista de sonrisas.

3 comentarios:

  1. Ainhoa"Whoppy"(con los ojos brillantes): eres un amor, un cielo...te he cogido taaanto cariño en tan poooco tiempo que no puc creure!en serio, sé que es precipitado pero te quiero, ya lo he dicho. Y una de las cosas que más hecho de menos de dormir en el suelo es recibir tus "buenos días princesa"
    Me encanta que seas tan transparente, y la bondad y buen rollo que desprendes, sí señor!si llevara tu sombrero puesto me lo quitaría y diría "chapó"

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  2. Me encanta. Y solo te diré una cosa más cariño, mañana tendras otra sonrisa de las mias y entonces sabras quien soy :P

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  3. Conmovedor, para no perder la sana costumbre.

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