La chica ocultaba sus ojos tras unas opacas gafas de sol. No quería que nadie de los que se encontraban allí pudiera ver el estado en el que se encontraba después de haberse pasado la noche en vela, dudando del paso que daría a continuación. Al final había conseguido decidirse: iba a aislarse de todo una temporada tal y como lo hizo el protagonista de aquella gran película, pero no de forma tan drástica y fulminante: ella intentaría conservar siempre la posibilidad de poder volver a la sociedad si las cosas le iban demasiado mal.
No había planificado nada, simplemente cogió una pequeña mochila en la que consiguió meter todo lo imprescindible para poder sobrevivir y compró el billete que la llevara lo más lejos posible de aquel lugar que la traía tan malos recuerdos. Sin saber siquiera cuál iba a ser su destino final, fue a comprar algo de comer a una tienda cercana y se sentó a esperar pacientemente a que su autobús llegara a la estación.
Escuchó anunciar su salida por megafonía, descifrando los sonidos guturales que emitía el pequeño altavoz y se dispuso a marcharse de aquella sala tan extraña. Cuando salió, observó detenidamente al chico que se encontraba al lado de la puerta, que no paraba de escribir en un pequeño cuaderno azul y que la había estado mirando con curiosidad durante el tiempo que habían estado juntos en la sala de espera. Por un momento pensó que quizás el chico estuviera escribiendo sobre ella y sobre la aventura que estaba a punto de comenzar.
No había planificado nada, simplemente cogió una pequeña mochila en la que consiguió meter todo lo imprescindible para poder sobrevivir y compró el billete que la llevara lo más lejos posible de aquel lugar que la traía tan malos recuerdos. Sin saber siquiera cuál iba a ser su destino final, fue a comprar algo de comer a una tienda cercana y se sentó a esperar pacientemente a que su autobús llegara a la estación.
Escuchó anunciar su salida por megafonía, descifrando los sonidos guturales que emitía el pequeño altavoz y se dispuso a marcharse de aquella sala tan extraña. Cuando salió, observó detenidamente al chico que se encontraba al lado de la puerta, que no paraba de escribir en un pequeño cuaderno azul y que la había estado mirando con curiosidad durante el tiempo que habían estado juntos en la sala de espera. Por un momento pensó que quizás el chico estuviera escribiendo sobre ella y sobre la aventura que estaba a punto de comenzar.
Me gusta. Más de uno hemos pensado alguna vez en desaparecer, aunque no para siempre. Además, el viaje puede ser mucho mejor si tu compañero es alguien que, aunque sin conocerlo, intuyas que merece la pena.
ResponderEliminarcreo que en el fondo solo describes lo que quieres hacer, o lo que quizá deseas hacer, por que poco a poco te encierras mas en tu PEQUEÑO mundo, en el que a veces no cabes ni tu.....
ResponderEliminarEnhorabuena por tu blog Mario, escribir es desnudarse ante la gente, es dar un paso más allá...
ResponderEliminarCuidate mucho, un abrazo.
http://modartelgr.blogspot.com